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lunes, 11 de julio de 2011

A love story PARTE II

El problema era que Anna medía lo que medía y lo que más la fastidiaba era tener ojos casi negros. Era lo peor que le había pasado. Papá y mamá tenían ojos verdes, Martín y Sofía también. ¿Porque tenía que, justamente ella, romper con la genética de ojos claros de varias generaciones? Si era la más pequeña de sus hermanos y por ende la más mimada de la familia. La última nieta de 7, la más dulce, la más tranquila y familiera. Sentía que era una injusticia enorme. A pesar de la frustración eterna por sus ojos café, creo que nadie en la familia discutiría que es la más hermosa de los Van Der Veen (sí, raíces holandesas, un plus a su frustración).
Pese a esto último, Anna nunca había demostrado saberlo, es decir, utilizar sus atributos físicos para conseguir lo que quisiera. Pensaba que lo más indispensable para hacerlo era ser segura de las cosas, y, si en algo estaba segura, era de su amor hacia Lucas indiscutidamente. He aquí el dilema: Lucas. 
Lindo 
Unico 
Capaz
Amoroso
Sincero
Y miles de otras índoles sobre su persona. Al estilo cartelera de cine: "Un chico. 5 particularidades. 1 defecto. ¿Podrá superarlo y conquistar (me parece que ya lo hizo) a su chica? ¿Podrá sentir seguridad a la hora de manifestar sus sentimientos? ¿Logrará, de una vez por todas, acabar con su indecisión? PRÓXIMAMENTE EN CINES 3D"
Lucas tenía la capacidad de hacer que Anna este rendida a sus pies. Era eso lo que lo asustaba.


TO BE CONTINUED

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