- ¡Anna!
Que mal se siente ésto. Un Gonzalo totalmente infundido de amor esperándola con las más lindas orquídeas (favoritas de Anna, por supuesto) y luego cruzando la sala de recepción con una impaciente ternura para rodearla con sus brazos. Una Anna totalmente desequilibrada y perpleja, distante, sumida en sus más remotos pensamientos, sintiéndose como un oso de peluche abrazado por una niña pequeña antes de dormir. El corazón le iba a mil. El sueño de recién no dejaba de darle vueltas por la cabeza. No comprendía qué debía hacer, cómo debía solucionar las cosas, cómo afrontar la situación.
- Hola Gonzi.
- ¡Hola mi amor! Y pensar que todo esto debía ser una sorpresa... Por dios, estoy enamorado de este lugar. Durante el camino estaba re nervioso, no sé, después de once días sin verte es lo más lindo que me puede pasar encontrarme con vos otra vez. ¿Cómo estás? ¡Tenes que contarme todo lo de estos días! Allá sigue todo ig... BLA-BLA-BLA
No, por favor. Anna, concentrate. Te está hablando. No ignores. Enfrentá. No hagas como si no pasara nada, como siempre. ¿Once días sin vernos? ¿Qué significa no extrañarlo ni un poquito?
- Y cuando nos juntamos de Lucía para después ir a la fiesta del club no pasaron ni dos minutos que ya todos estabamos mal, fue re divertido, el problema fue que después cayeron sus viejos y empez...
Ahora que lo tengo cerca está igual que siempre... Que lindo es. Siempre voy a amar su lunar. Un momento... ¿qué?
- ...pero Martín lo arregló! Si no la iban a matar, ¿viste que siempre nos salva?
Si tan sólo pudiese saber qué es lo que me pasa con él...
- Anni, ¿pasa algo?
Sí, jamás deberías haber venido.
- ¡No! ¿Que va a pasar? De verdad todo esto me sorprende, no sé que decirte.
- ¡Era la intención! Estoy re feliz de volver a verte, te extrañe tanto...
Le dio las flores y la tomó de las manos. Su cara se fue acercando poco a poco. Anna podía verlo, podía saber todo lo que él sentía por ella, podía ver a su corazón saliendose de su pecho, listo para encontrarse con el suyo. Pero... ¿es que su corazón estaba ahí? ¿Realmente sería capaz de unirse con el corazón de Gonzalo? Su cabeza no dejaba de maquinar. Se sentía horriblemente mal, no podía hacerle esto a Gonzalo, no podía hacerle esto a Lucas, no podía hacerse esto ella misma. ¿Dónde quedó aquella niña que era capaz de controlar sus sentimientos a donde quiera que fuese?
Tal vez ese era el secreto. Tal vez estaba próxima a entender el amor. El amor entonces sería lo que provoca ese descontrol sentimental, que hace que no comprendamos qué nos pasa, qué hacer con lo que pasa, qué clase de personas elegimos para siempre.
No notó el momento en que se besaron. Incluso durante todo el tiempo que estuvo reflexionando lo estaban haciendo. Cuando tomó conciencia de ello fue como si de repente la hubieran bañado a baldazos de agua helada... Era como no hacer nada. No sentir nada es como no hacer nada.
- Te pasa algo a vos.
- Es que... No sé.
- Podes contarme, Anni, quiero saber.
YA NO TE QUIERO MÁS. ACABO DE DARTE UN BESO SIN SENTIR ABSOLUTAMENTE NADA, ¿ESTÁ BIEN?
- Es que... No estoy preparada.
- ¿Preparada para qué? Anna, ¿a caso no somos novios?
Anna. Suena como una daga en mi corazón. Suena a Julieta. El sueño. Muerte.
- Mira Gonzi, durante estos días que no estuve con vos me estuve sintiendo un poco rara, como si...
Como si no te extrañara.
- ¿Cómo si que?
- Como que no sentía tanta necesidad de verte.
- ¿Pero cómo?
Dale, decilo. Vamos.
- Como si no te extrañara Gonzi. Así.
- Esperá... Osea que acabo de hacer miles de kilómetros por vos, para verte a vos, para estar con vos, ¿y no sos capaz de siquiera recibirme cómo lo merezco?
- ¿Recibirte como lo mereces? ¿Qué es eso? ¿Resulta que MERECES que te reciba de alguna manera especial por lo que hiciste? ¿Ahora yo no puedo decirte lo que siento?
- Anna, ¡no entendés! Tuviste el tiempo necesario para decirme: "No Gonzi, mirá, no me parece que vengas porque la verdad soy una estúpida que no sabe lo que quiere"
La chica de recepción estaba empezando a mirar con preocupación a causa del aumento del tono de voz de ambos.
- ¡Pero cómo querés que te diga eso! ¡Si nunca sos capaz de escucharme, siempre hablas y hablas y nunca me das espacio para que diga nada! Sos vos el estúpido, Gonzalo.
- ¿Vos te das cuenta lo que estás haciendo? ¿Qué le digo ahora a mis tíos, que se aseguraron de invitarme porque se cansaron de verme triste por extrañarte?
- ¿Pretendés que vaya a explicarles que no tengo mas ganas de estar con vos? Y lo que estoy haciendo es algo que no puedo controlar porque lo estoy sintiendo, ¿entendés? ¡No puedo manejarlo, no puedo determinar nada!
- ¿Así que es eso? ¿No tenes mas ganas de estar conmigo?
- ¡Tampoco es así!
- Es lo que acabo de escucharte decir...
- ¿Por qué sos tan necio? Escuchas lo que vos querés.
- Te acabo de escuchar Anna. Dejá de ponerte a la defensiva.
- ¿Sabés qué? Es verdad.
- ¿Ves que es mejor admitir las cosas?
- Si, es lo mejor. ¿Sabés otra cosa?
- ¿Qué? ¿Qué mas tenes para decirme?
- YA NO TE QUIERO MÁS. ACABO DE DARTE UN BESO SIN SENTIR ABSOLUTAMENTE NADA, ¿ESTÁ BIEN?
Pum. Pum pum pum pum pum. ¡Pum! ¡No podía decírselo de esa manera!
Sólo se oían sus respiraciones agitadas. La recepcionista ya había dejado de simular que no los veía ni escuchaba. Una familia que dormía en el mismo piso que los Van Der Veen los miraba con curiosidad. Las últimas palabras de Anna quedaron resonando en toda la sala, y el silencio sepulcral se vio interrumpido con la caída del ramo de orquídeas fucsias. Los ojos de Gonzalo se llenaron de lágrimas, mientras miraban incomprendidos a los ojos tristes de Anna.
- Entonces oficialmente todo se termina acá.
- Espera, Gonzalo, no quise decirte eso. Yo...
- Ya está.
- Pero dejame que te explique...
- Chau Anna. Nos vemos.
Esos segundos que tardó en desaparecer la imagen de Gonzalo fueron eternos. Cuando dejó de verlo, subió las escaleras con extrema lentitud. Cada paso que daba le provocaba un inminente cansancio. Se sentía la peor persona en todo el mundo.
TO BE CONTINUED
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