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miércoles, 18 de mayo de 2016

El sueño de la piba se cumplió

15/05/2016 - 19:33: ¡Hola culiados!

- No me iba a perder esta oportunidad, ¿vos sabes como conquisté a mi mujer? Le canté a capela y con un inglés-cordobés espantoso la canción Something…
- Deja de contar esas cosas privadas, ¿querés?. Escuchame nena, te hago una pregunta, para la vuelta: ¿a dónde tiene que ir? ¿Están seguros que pasan los bondis hoy? Es que va solo, viste…
La parada para tomar el urbano estaba llena; había una mezcla gigante de edades, y ni hablar de sensaciones. Viejos, por doquier. Cuando llegamos al imponente Kempes nos encontramos con una imponeeeente fila. Y no había sólo viejos… Niños, familias enteras, bolsos con mate, ¿y la cantidad de grupos de amigas de 40/50? Cuando arrancó “A hard day's night” todas en estado de desesperación moviendo hasta los deditos de los pies. Qué increíble.
Otro punto: el silencio. El tipo hablaba y el estadio enmudecía por completo. “Estan trancuilos, very quiet” dijo Paul en un momento. Se trataba del silencio contemplador… ese que acontece sólo cuando se está frente a algo increíble. Frente a eso que no podes acreditar que esté ocurriendo, siendo redundante. Pasaron como 40 minutos hasta que reaccionamos y empezamos a ser el público típicamente argentino, el de los barullos, el griterío, los cantitos, el “ohhhhh oh oh ohhhh oh”, “olé olé olé olé, Pauuul, Pauuuul”
Un tema mejor que el otro. Una mezcla de sensaciones. En Blackbird se sentó en un piano mágico que se elevaba y mostraba una pantalla con pajaritos volando, y mientras sonaba la canción no sabía si mirar eso, mirarlo a él, mirar al público anonadado o simplemente al cielo que parecía un techo azul oscuro infinito... Y la luna que brillaba como nunca.
Un tema para John. El ukelele que tan bien tocaba George. Canciones para Linda y Nancy... y George Martin. Bajo Guitarra Eléctrica Piano Guitarra Acústica Teclado.
Croquetas de papa, hamburguesas de espinaca, PAUL LA'CARNE
En el piso unos cuantos machetes escritos en Español. ¡Gracias Cóurdoba!
POR DIOS, ¡¡¡LO QUE FUE LIVE AND LET DIE!!!
Creo que puedo morir tranquila. Y eso que este viejito no era mi favorito de los cuatro...

Thank you, Sir Paul

La chica que escribe, y que es tu orgullosamente tu fan.

viernes, 13 de mayo de 2016

Janeiro de dois mil dezesseis

Vamos a escribir sobre algo mágico que ocurrió este verano de 2016.
En realidad, vamos a hacer el intento de poner en palabras cosas increíbles.
Los seres humanos tenemos la chance de poder vivir una variedad inmensa de experiencias que enriquecen los cuadernitos de vida personales, que probablemente cuando abuelos recordemos sobre su existencia y los traigamos al presente por la inquietante curiosidad de los nietos o sobrinos que quisieron saber por qué nos conocimos con X persona, de dónde sacamos tal receta, quién nos enseñó a pintar de esa manera.
El 3 de enero me embarqué en un viaje que me devolvió llena de emociones, aprendizajes, amigos, energía, y otras formas de ver el mundo. Y me enseñó un montón de cosas sobre mí que no tenía idea que era capaz!
Cuando regresé tuve que comerme toda una semana de sentimientos encontrados, no se dan una idea lo difícil que fue y cuanto me costó, jamás en la vida me había sentido así. No era capaz de entender nada de lo que pasaba alrededor mío, hasta que: RUTINA. Me saludó con una cachetada que me despertó y sacó de la incomprensión constante y abrumadora; por un momento sentí que si no fuera por ella un millón de personas desbordarían por minuto (aunque parezca que en realidad la rutina es la causa de ello)
La rutina (aunque cansadora) es la guía espiritual de nuestro destino.
Vuelvo a practicar un poquito de hockey, visito a distintas personas, empiezo a calentar mis neuronas porque se acerca la fecha de un final que tenía por rendir. Parece que recupero el rumbo, y empiezo a comprender por que estoy acá y no allá, porque con el tiempo me apropié de un lugar mágico que me permitió vivir una experiencia zarpada. Y caminaba por las calles o tomaba colectivos como si hubiese vivido ahí toda mi vida. Y las personas con las que compartía el día a día eran lo más importante en el mundo.
A veces cuando camino por la vereda para ir a algún sitio, se me vienen a la mente un millón de imágenes o recuerdos. Imaginate la magnitud de felicidad que experimenté, que en esos momentos hago el constante intento de diferenciar si realmente lo viví, o sólo se trató de un gran sueño.
Hoy no lo diferencio más.
Viví un GRAN sueño.