Ríete de la noche, del día, de la luna,
ríete de las calles torcidas de la isla,
ríete de esta torpe muchacha que te quiere . .
Pero cuando yo abro los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van y vuelven,
niégame el pan, el aire, la luz, la primavera
pero tu risa nunca, porque moriría.
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