como una niñita que por primera vez ve el arco íris
o asiste a un parque de diversiones
y se queda mirando hacia arriba,
las vueltas de la montaña rusa.
imaginándose un viaje a la luna
sólo de ida.
se encuentra ahora allí
¿en qué momento llegó?
en medio del cráter más profundo y silencioso
respira agitada. siente frío.
sin embargo, no le importa nada.
se acerca un extraño, algo sombrío.
le ofrece una manta colorida. le pregunta su nombre.
la niñita se estremece y la acepta, con un gracias en sus ojos brillantes
le interesa el extraño, su extraño modo, su extraño cuerpo
no extraña extrañar, extraña todo el tiempo.
y vive en la luna,
sin querer. o queriendo.
