Los cambios repercuten como cuando cae una piedra al agua y provoca ondas, que se expanden y llegan hasta las orillas y hacen que los granitos de arena que estaban secos, se mojen.
De esperar a que algo te pase a querer que algo te pase hay una distancia enorme.
Si estás esperando, el tiempo pasa a ser de lo mas inestable posible. ¿Cómo haces para saber si mañana va a ser el día, o capaz falte un poquito más, como una semana, un mes, varios años? Por ahí hasta terminas cambiando todo lo que se refería a aquello que estabas esperando. Algo hiciste, algo cambiaste, pero no justamente lo que querías.
Si hoy decidís hacer algo para acercarte un poquito más, el tiempo en partes pasa a pertenecerte a vos. Podes acomodarlo, podes extenderlo o acortarlo; según como más te guste, como más quieras que transcurra. Nunca vas a dejar de depender de lo que rodea y en cierta forma manipula a ese tiempo, pero seguramente en algo vas a influir.
Las cosas no cambian, y estas paradito, esperando.
Pero espera, campeón. Paciencia. Ya van a venir tiempos mejores.
Es totalmente innegable que existen cosas que por más que hagas todo lo que puedas para que cambien van a tardar más, o van a seguir así, tal cual como las ves en este momento y tal cual como te molesta que sean, como las odies, como sientas que a todo momento te están perturbando/obstruyendo/incomodando. Ahí puede que la frase del párrafo anterior entre un poco en juego: "Paciencia. Ya van a venir tiempos mejores".
Pero si te rompe en demasía las pelotas tener que andar pacienzudo en esta vida, dale, ponete las pilas, pegale una cachetada el tiempo estúpido que te controla la existencia y controlalo vos, anda a buscar esos tiempos mejores vos, proponete hacer algo distinto todos los días vos, tira una piedra al agua, o más vale muchas, para que las ondas sean cada vez más grandes y lleguen más rápido y con más longitud para mojar esos granitos de arena secos que taaaaaanto te aburren.