Algo rápido, simple. Hoy no tengo tiempo. Pero, ¡ay de mi!
No entiendo lo que me está pasando. No entiendo nada como en las horas de filosofía cuando arrancamos con tema nuevo. Después de una explicación 100% eficaz del que considero uno de los mejores profesores de la secundaria, todo lo que era una tormenta negra se aclara como un día primaveral, de esos en los que el cielo es solamente azul y no hay rastros de alguna nube. He llegado a la conclusión de que necesito un profesor de filosofía en mi vida, para que me explique bien y con una eficacia del 100% mis "temas nuevos" (que de nuevos sólo tienen el nombre).
Mi cabeza es como una ensalada.
Lo peor de todo es que es ahora, por ejemplo, que no deja de pincharme la conciencia, la mente y el corazón. Es ahora, en un rato me voy y me olvido. Pienso en lo que me pasaba hace un rato y digo "que estúpida". Sin embargo, a los minutos/horas/días vuelve el calvario.
¿Y ese pensamiento? ¿No es que era una estúpida? Ah, no, mira vos. La que te dijo estúpida la última vez esta ahora llorando. ¡Llorando! Y si, sos vos. Yo. La mismísima. Rocío Gala Scaramuzza, un gusto